«Siempre me regalan, me regalan mucho amor y mucho cariño, los quiero mucho y me quieren mucho, ese es el mejor regalo» señaló Esperanza una vendedora de dulces de la tercera edad que a diario recorre el zócalo capitalino buscando el sustento para sobrevivir.
También señaló que es madre soltera, que sacó adelante a tres de sus hijos y a la fecha habita con dos de ellos.