RESUMEN DE…
En esta entrega resumimos La política futura: Vivir juntos en un mundo transformado por la tecnología
JORGE YARTO
Jamie Susskind, en su libro «La política futura: Vivir juntos en un mundo transformado por la tecnología», aborda cómo la revolución digital está cambiando profundamente la sociedad y la política. Susskind advierte que si no gobernamos adecuadamente la tecnología, podríamos entregar nuestra autonomía a sistemas digitales que no comprendemos ni controlamos plenamente. La revolución tecnológica promete ser tan monumental como la revolución industrial, la revolución agrícola o incluso el desarrollo del lenguaje humano. Sin embargo, las herramientas digitales a menudo se desarrollan sin considerar su amplio impacto en la sociedad.
Desarrollo tecnológico y su impacto
Susskind destaca que los ingenieros de Silicon Valley, en su mayoría hombres blancos con inclinaciones políticas libertarias o anárquicas, desarrollan tecnologías sin reflexionar sobre sus implicaciones sociales. Esta falta de diversidad y reflexión puede llevar a consecuencias económicas y morales significativas. Por ejemplo, la realidad virtual podría ofrecer sexo virtual como un bien de consumo, planteando preguntas éticas complejas sobre la representación y el consentimiento.
Tres características definitorias de la revolución tecnológica
Sistemas más inteligentes: La inteligencia artificial (IA) está permitiendo que las máquinas realicen tareas tradicionalmente humanas, como conducir autos, transcribir voz o escribir noticias. El aprendizaje automático permite a la IA mejorar continuamente, impulsada por el aumento exponencial de la potencia y la velocidad de cómputo.
Tecnología ubicua: Los dispositivos digitales están cada vez más integrados en la vida cotidiana. Se espera que entre 25 mil millones y 50 mil millones de dispositivos estén conectados a internet en los próximos años. Los robots ya están manejando tareas cotidianas y complejas, como la cirugía.
Big data: Cada vez se cuantifican más actividades humanas. Los datos se han convertido en un recurso vital para empresas y gobiernos, similar al carbón durante la revolución industrial. Los datos permiten predecir comportamientos y administrar comunidades de manera más eficiente.
El futuro del poder
El avance de la tecnología plantea cuestiones cruciales sobre la decisión personal y la función del Estado. Los autos sin conductor, por ejemplo, pueden ser programados para evitar actos ilegales, eliminando la capacidad de elección del conductor en dilemas éticos. Susskind identifica tres tipos de poder cruciales en este contexto:
Fuerza: La tecnología puede imponer leyes de manera automática, eliminando la necesidad de coerción humana. Por ejemplo, eBay resuelve millones de disputas al año mediante sistemas automatizados.
Indagación: La recopilación y análisis de información se ha vuelto más exhaustiva con la tecnología digital. La policía ya utiliza dispositivos como el Echo de Amazon y Fitbit para investigar delitos. En el futuro, las máquinas predecirán la conducta humana con mayor precisión.
Control de la percepción: Las máquinas ya dominan el control de la percepción a través de los resultados de búsqueda y la moderación automatizada de noticias. Las empresas tecnológicas tienen un poder significativo sobre lo que la gente ve y siente.
La paradoja de la libertad
La tecnología digital difunde la libertad y la elimina simultáneamente. Por ejemplo, los dispositivos de Apple son fáciles de usar y casi indispensables, pero Apple controla qué aplicaciones pueden descargarse. Las empresas tecnológicas controlan cada vez más las libertades humanas básicas, como la libertad de expresión, pensamiento y movimiento. La tecnología será invisible, controlando el discurso y el pensamiento de manera que pocos notarán.
Política y economía digitales
La revolución digital ya ha cambiado cómo se hacen las campañas políticas. Los candidatos utilizan la tecnología para recaudar fondos y recopilar información sobre los votantes. La tecnología también ha influido en movimientos políticos como la Primavera Árabe y la Toma de Wall Street. Sin embargo, los avances digitales han fragmentado el discurso público, con los votantes consumiendo contenidos afines a sus opiniones.
El desempleo humano podría generalizarse a medida que las máquinas realicen más tareas. Los gobiernos podrían optar por ampliar las redes de seguridad social o ofrecer un ingreso básico universal. La economía automatizada seguirá siendo rentable y eficiente, pero la pérdida masiva de empleo trastornará la vida de los trabajadores.
La protección de la democracia
Algunas democracias utilizan la tecnología para aumentar la participación pública en el gobierno. En París, por ejemplo, los votantes pueden presentar propuestas presupuestarias que son votadas por los habitantes. Sin embargo, la revolución digital también representa una amenaza para la democracia. Si las empresas tecnológicas controlan el pensamiento de los votantes, se socavará la voluntad política y la disensión enérgica.
Proteger la democracia en una revolución digital requiere dos pasos:
Transparencia: Los ciudadanos deben saber qué hacen las organizaciones que controlan su vida. La Unión Europea ya exige que las compañías expliquen claramente las decisiones automatizadas.
Separación de poderes: No la división tradicional en ejecutivo, legislativo y judicial, sino la separación de los poderes de fuerza, indagación y control de la percepción. Ninguna empresa debe dominar más de un medio de fuerza o tener el monopolio de ningún poder.
Reflexión
Jamie Susskind, en «La política futura», nos insta a reflexionar sobre el impacto de la tecnología en la sociedad y la política. La revolución digital promete transformar profundamente nuestras vidas, y es crucial que abordemos estos cambios con una comprensión clara de sus implicaciones. La transparencia y la separación de poderes son esenciales para proteger la democracia y garantizar que la tecnología beneficie a todos, no solo a unos pocos.