Jesús Romero instauró un modelo acorde a las necesidades de la entidad en el que participaron desde el Centro Nacional de Inteligencia hasta los institutos electorales de nivel estatal y federal, derivado de ello, Oaxaca salió del ranking de entidades violentas en procesos electorales
NADIA SANABIA
Las elecciones en Oaxaca han sido históricamente escenarios de violencia y conflictos poselectorales, con decenas de municipios que han tenido que repetir comicios debido a incidentes ocurridos durante la jornada electoral.
Apenas en 2022, la consultora Etellekt consideró a Oaxaca como el epicentro de la violencia electoral en México, con cifras alarmantes: 85 agresiones contra políticos, de las cuales 43 se registraron en Oaxaca, seguido de Quintana Roo con 16 y Tamaulipas con 11.
En ese contexto, Oaxaca ocupó el deshonroso primer lugar en violencia política entre los seis estados que renovaron gobierno, con 11 casos de privación ilegal de la libertad y seis asesinatos.
El conflicto, sostienen algunos, es la normalidad en Oaxaca. Lo que implica, entonces, que el presente proceso electoral es, sin regateos, poco ordinario.
Si bien la entidad no estuvo exenta de conflictos, el despliegue de más de 4 mil 800 elementos de seguridad pública de los diversos órdenes de gobierno, la creación de la Mesa Operativa de Seguridad Electoral (MOSE) y las medidas de seguridad otorgadas a cien candidatos y candidatas en el presente proceso, lograron que la entidad se colocara en los últimos lugares del ranking de violencia que arrasó a México con 37 aspirantes a cargos públicos asesinados y 320 ataques en general contra políticos.
Las claves
Ante los riesgos y desafíos que representan los procesos electorales en Oaxaca, el secretario de Gobierno, Jesús Romero, instauró dos meses antes de las elecciones la MOSE. El enfoque de la MOSE fue preventivo y de coordinación interinstitucional. Esta mesa especializada, de iniciativa netamente oaxaqueña, unió a diversas instituciones corresponsables, como el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), el Instituto Nacional Electoral (INE), la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, el Centro Nacional de Inteligencia, la Secretaría de Seguridad Pública estatal, la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). El objetivo principal fue analizar los riesgos y establecer acciones coordinadas para garantizar la paz y la seguridad durante el proceso electoral, expuso.
«Fue un gran equipo unido, aquí no hubo rivalidades entre secretarías, todos trabajamos en colectivo en torno a un proyecto que es la paz y la seguridad», destacó Jesús Romero. La claridad y precisión en la coordinación fueron esenciales para el éxito de la MOSE, permitiendo una comunicación efectiva y una ejecución eficiente de las estrategias de seguridad.
Estrategia
El despliegue operativo de la MOSE fue evidente. Logró, por ejemplo, dispersar a más de 4 mil 800 elementos de cuerpos de seguridad en todo el estado.
Además, se implementaron estrategias específicas para resguardar la integridad de más de 100 candidatos y candidatas, con el objetivo de disuadir posibles agresiones en su contra. “Un papel fundamental lo desempeñaron los delegados de paz, quienes realizaron un monitoreo permanente y constante de la situación en los municipios”, reconoció Romero.
Asimismo, se generaron grupos de información e inteligencia dedicados exclusivamente al proceso electoral, lo que permitió identificar y atender oportunamente cualquier riesgo o conflicto potencial.
Separación de conflictos y actores clave
Una semana antes de las elecciones, la MOSE derivó los conflictos políticos a otro equipo especializado, mientras que el 90 por ciento de la estructura de la Secretaría de Gobierno se dedicó a la contención de conflictividad social distinta al proceso electoral, para evitar que afectara el desarrollo de los comicios.
El 15 de mayo, poco más de dos semanas antes de la jornada, se añadió el estallamiento de huelga y plantón magisterial al coctel; la complejidad y capacidad organizativa del movimiento de la Sección 22 puede descarrilar el desarrollo de cualquier evento en Oaxaca.
Al respecto, Jesús Romero expuso que se mantuvo diálogo permanente con actores clave; y que en el caso del magisterio, se incorporó personalmente a los esfuerzos del director del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), Emilio Montero, para asegurar que las elecciones se llevaran a cabo sin contratiempos y mantener una atención sólida al sector educativo.
Resultados exitosos y lecciones aprendidas
Los resultados de la MOSE fueron contundentes: Oaxaca logró celebrar elecciones sin incidentes recurrentes varias veces al día, como fue la tónica previa.
Trágicamente, al final de la jornada electoral se reportó la muerte de Yonis Atenógenes Baños Bustos, candidato ganador a la presidencia municipal del pueblo negro de Santo Domingo Armenta. Baños Bustos no solicitó protección ni medidas cautelares durante el desarrollo del proceso, informaron posteriormente las autoridades.
En lo que respecta a conflictos graves durante el Día D que hayan llevado a suspender las elecciones en algunosmunicipios por agresiones, quema de casillas, incendios de sedes partidistas, estos no se registraron; lo que implica que no hubo casos en los que se tuvieran que repetir los comicios debido a violencia durante la jornada electoral.
Lo que contrasta con el escenario de administraciones anteriores, donde al término de la jornada ya había paquetes electorales incendiados y tomas de consejos en varios municipios.
Romero destaca la madurez y participación de la ciudadanía oaxaqueña en esta jornada electoral. “Gracias a todas las instituciones, corporaciones de seguridad, policías estatales, elementos de la SEDENA, Guardia Nacional, órganos electorales y delegados de paz por su arduo trabajo en la construcción de un escenario de paz y seguridad”
“Pero principalmente a la ciudadanía debo reconocerle su madurez y su participación en esta jornada electoral”.