En México, al menos 50 millones de personas padecen gastritis de manera crónica, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. La gastritis es la inflamación del revestimiento del estómago, producida por un tipo de bactería que también se relaciona con las úlceras gástricas y algunos tipos de cáncer: Helicobacter pylori.
Los tratamientos son muy variados, pero una de las formas más nutritivas y deliciosas de combatir los síntomas de este padecimiento es a través de un caldito. Aunque muchos caldos tienen propiedades nutricionales para nuestro organismo, el caldo de hueso es el ideal para los malestares gástricos.
El caldo de hueso es básicamente la infusión del sistema óseo de algunos animales. Se pueden usar desde husos de pollo o cerdo, pero el más utilizado son los de res. Esta es una receta para nada nueva, y ha sido muy utilizada para nutrir a las infancias durante su crecimiento, pero también, para tratar malestares gástricos.
El caldo incluye los huesos, la piel, la médula y los tejidos conectivos de la res, los cuales están llenos de nutrientes, por ejemplo, colágeno, calcio, fósforo, magnesio, condroitina y glucosamina. Estos últimos son ideales para cuidar del sistema óseo humano. Pero el compuesto que ayuda a los malestares intestinales es el colágeno que contiene grenetina.
Estos componentes ayudan a regenerar los tejidos de las paredes digestivas, las cuales son dañadas por la bacteria de la gastritis, o bien, por la falta de ácidos estomacales importantes para digerir los alimentos de una manera correcta.
El principal beneficio del caldo de huesos es el revestimiento de las paredes intestinales, debido a los aminoácidos y el colágeno que impulsan la salud gástrica. Sin embargo, también es beneficioso para otros aspectos como el fortalecimiento del sistema inmune, ayuda a reducir la inflamación estomacal y a promover la salud en tejidos y articulaciones.
Según la coach en Nutrición Funcional, María Montemayor, para preparar un caldo de huesos sumamente nutritivo necesitarás lo siguiente:
Ingredientes
- 2 kilos de tuétano o médula de res y huesos de los nudillos
- Un kilo de huesos con carne, como costillas
- Media taza de vinagre de sidra de manzana sin pasteurizar
- Cuatro litros de agua filtrada
- Tres tallos de apio cortados por la mitad
- Tres zanahorias cortadas por la mitad
- Tres cebollas en cuartos
- Un puño de perejil fresco
- Sal de mar al gusto
Preparación
Pon los huesos en una olla o una cazuela de barro, agrega el vinagre de sidra de manzana y el agua filtrada. Déjalos en reposo durante una hora para que el vinagre extraiga los minerales. Si es necesario, añade agua hasta que cubra los huesos.
Agrega los vegetales y hiérvelos a fuego medio. Retira la espuma de la parte superior del caldo.
Baja a fuego lento, tapa la preparación y deja que se cocine de 24 a 72 horas. Si no te sientes segura al mantener la estufa prendida durante la noche, apaga el fuego, enciéndelo por la mañana y pon la olla a hervir a fuego lento, todo el día siguiente.
En los últimos diez minutos de cocción, añade el perejil fresco para darle más sabor y aportar minerales.
Deja que el caldo se enfríe y cuélalo. Así te aseguras de que todo el tuétano se haya desintegrado en el caldo.
Agrega sal de mar al gusto.
Listo, ya tienes tui propio caldo de huesos. Recuerda que también venden opciones de concentrado de este caldo a manera de pasta, para incluir en tus otras preparaciones. Basta con añadir una cucharadita de este concentrado a una taza de agua caliente, diluir y añadir a tus preparaciones favoritas.
Ten presente que esto no sustituye el tratamiento médico, por lo que es importante consultar a un especialista de la salud ante cualquier cambio radical en tu alimentación. El caldo de huesos no basta para curar la gastritis, por lo que deberás combinarlo con una dieta balanceada y atención profesional.
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FFO