Uno de los principales efectos de tomar leche de soya, en lugar de la de vaca es que, ayudará a controlar los niveles de colesterol en la sangre. Esto debido a que contiene isoflavona, un compuesto que ayuda a reducir el colesterol y, por consecuencia, reducir las probabilidades de enfermedades cardíacas.
Algunos estudios apuntan a que este mismo compuesto, en colaboración con otras, ayuda a disminuir la aparición de algunos tipos de cáncer, y evita o retrasa algunos de los síntomas de la menopausia.
Por otra parte, es de las únicas leches vegetales que contiene proteína, por lo que, para las personas que lleven una dieta vegana, esta puede ser un ingrediente ideal para el consumo. De la misma forma, en comparación con la leche de vaca, la de soya no cuenta con tanta grasa saturada, por lo que puede ser más saludable que la de vaca en casos de problemas cardíacos.
Si tienes problemas en el colón o sufres de estreñimientos constantes, esta leche puede ayudarte debido a que es altamente digestiva. Por sus niveles de proteína aumenta la musculatura, aunado a que sus componentes minerales como magnesio, calcio y ácidos grasos son ideales para consumir después del entrenamiento.
Una de las principales razones por las que algunas personas no suelen recomendar la leche de soya es que, en determinados casos, puede provocar reacciones alérgicas a su proteína. Es por eso que, por ley, alimentos como el atún enlatado deben informar del uso de la soya en sus preparaciones, de lo contrario, podrían poner en riesgo la salud de quienes los consuman.
Además, las personas que sufren padecimientos en la tiroides deberían evitar la soya, pues esta produce cambios físicos, pues tiende a aumentar el tamaño de la misma. Por otra parte, podría causar malestares o efectos negativos en el páncreas. Finalmente, una de las mayores razones para considerar antes de incluir regularmente la leche de soya en tu dieta es su contenido en fitoestrógenos, es decir, compuestos vegetales que pueden imitar las funciones de los estrógenos en el cuerpo.
Estos componentes son los responsables, en parte, de reducir los efectos de la menopausia, pero hay estudios que sugieren que pueden estar relacionados con cambios hormonales que pueden alentar la aparición de cáncer de mama.
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