La Cámara de Diputados aprobó en lo general la reforma a la Guardia Nacional, cediendo su control operativo y administrativo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Tras un intenso debate de más de 16 horas, el dictamen fue respaldado por 353 votos a favor, principalmente de Morena y sus aliados, mientras que la oposición sumó 126 votos en contra. La discusión se centró en la preocupación por la militarización de la seguridad pública y los derechos humanos, aunque los defensores de la reforma argumentaron que fortalecería la estructura y coordinación de la Guardia Nacional frente a la delincuencia.
La reforma establece que la Guardia Nacional será una fuerza de seguridad pública integrada por personal militar y marino con formación policial, y que dependerá de la Sedena. Este cambio busca proporcionar una estructura permanente para la seguridad pública, por su parte, la oposición criticó la falta de resultados en la contención de la violencia en el país.
A pesar de las reservas presentadas, la mayoría de las propuestas de la oposición fueron rechazadas, y se aprobó solo una modificación de carácter menor.