Andrómeda III es una de las al menos 13 galaxias satélite enanas que orbitan alrededor de la galaxia de Andrómeda, o Messier 31, la vecina galáctica espiral más cercana a la Vía Láctea.
Se trata de una tenue colección esferoidal de estrellas viejas y rojizas que parece desprovista de formación estelar nueva y de estrellas más jóvenes. De hecho, Andrómeda III parece ser sólo unos 3.000 millones de años más joven que la mayoría de los cúmulos globulares, densos nudos de estrellas que se cree que nacieron en su mayoría al mismo tiempo y que contienen algunas de las estrellas más antiguas conocidas en el universo.
Los astrónomos sospechan que las galaxias enanas esferoidales pueden ser restos del tipo de objetos cósmicos que fueron triturados y fusionados por interacciones gravitacionales para formar los halos de las grandes galaxias. Curiosamente, los estudios han descubierto que varias de las galaxias enanas de Andrómeda, incluida Andrómeda III, orbitan en un plano alrededor de la galaxia, como los planetas de nuestro sistema solar orbitan alrededor del sol.
El telescopio espacial Hubble tomó esta imagen de Andrómeda III como parte de una investigación sobre la formación estelar y las historias de enriquecimiento químico de una muestra de galaxias esferoidales enanas M31 que compararon sus primeros episodios de formación estelar con los de las galaxias satélites de la Vía Láctea.
Según informa la NASA, la alineación es desconcertante porque los modelos de formación de galaxias no muestran que las galaxias enanas se distribuyan en formaciones tan ordenadas, sino que se mueven alrededor de la galaxia de forma aleatoria en todas direcciones. A medida que pierden energía lentamente, las galaxias enanas se fusionan para formar la galaxia más grande.
La extraña alineación podría deberse a que muchas de las galaxias enanas de Andrómeda cayeron en órbita alrededor de ella como un solo grupo, o a que las galaxias enanas son restos que quedaron de la fusión de dos galaxias más grandes. Cualquiera de estas teorías, que se están investigando a través del Telescopio Espacial James Webb de la NASA, complicaría las teorías de formación de galaxias, pero también ayudaría a guiar y refinar los modelos futuros.
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FFO